Jeden Tag (Todos los días)

No puedo pensar, al pensar me topo de continuo con fronteras, en el salto aún logro atrapar algo, pieza a pieza, el pensamiento coherente, desarrollado, me resulta del todo imposible. Carta de Franz Kafka a Felice Bauer, 10/16 de enero de 1.913. En la imagen, Hombre con la cabeza sobre la mesa. Dibujo de Franz Kafka.


Los recibos. Son las nueve y cincuenta y siete. El teléfono. Los recibos. Suena el teléfono. Nadie lo coge. Tú estás con esto: los recibos. La ventana no cierra bien. Se escucha la calle. Los coches y los autobuses y las motos y todo. Todo hace tanto ruido. Los recibos. Los recibos también. Son las nueve y cincuenta y ocho. A las diez S. baja a por su café. Llaman otra vez. Hay que pedir agua. Nos la traen los martes. El primer martes de cada mes. Hay que pedir ya. Los recibos. Hoy es jueves. Creo que S. va a bajar ya. Son las nueve y cincuenta y nueve. Está apagando el calefactor. Los recibos. Hace frío. Tienes que meter los recibos de febrero y hace frío. Todos tienen encendidos sus calefactores. Nos compraron uno para cada uno. No, uno para cada mesa. Todos lo tienen encendido. Hace frío. Los recibos. Miro. Miro y miro los recibos de febrero. Tengo que meterlos. Hago como que escribo algo. Los recibos. Sí, parece que los estás metiendo. Escribo y borro en seguida lo que he escrito. Lalisdfndsjfneitro wonfkjs j nkjfn sf we rpweijvdsvdv . Y borrar. Y otra vez asn o pin wejnsdhjbwoufh sd. Ya. Borro. Ya. Estás trabajando, pienso. Me meto la mano en el bolsillo. Hace frío. Tengo dos caramelos. Los saco. Menta. El abuelo comía siempre sus caramelos. No sé si encender mi calefactor. No hace tanto frío. Además, con el de M. vale. El de M. está tan fuerte que me llega. Subo la pantalla, la coloco bien: sí, así, así trabajas mejor, seguro que parece que me digo algo así. TRgrnivn pi lob ajhfbewifnvk dj ofewi fejhbds. Turienfjw nweij njn sn weofjnv v ej d ljkwen jkjsd . jf n. sepn qiru ves njkvns ñ aves fjnvern. Y borro. Ya. J. sube ya. Miro la hora. Las diez y uno. La escucho por las escaleras. Sube igual que siempre. Cuando S. baja. Sube y subirá y llegará y entrará, colgando el bolso. Huele a tabaco. Abajo en la puerta se habrá fumado su segundo cigarrillo de la mañana. Antes de subir. Colgará el bolso y encenderá su calefactor. Hace frío. Todo es igual. Todo. Las mismas cosas, los mismos gestos. Todo. Apago la pantalla y la vuelvo a encender. Me siento solo mientras tanto. Durante el segundo con la pantalla sin nada. En negro. Negro oscuro. Solo. Los árboles no tienen hojas, casi. Me giro para mirarlas. Se giran para mirarme. Hace viento. Frío. Se mueven. Cae alguna. Quiero saber para qué sirve estar sentado. Todo el día. Todos los días. El mismo gesto en la silla. Sobre la mesa. Cuando suena el teléfono. El gesto de escribir y de borrar. Los recibos. Sí, me gustaría saber para qué sirven los recibos y para qué sirve que los meta. Si no lo hago. Si no lo hago y escribo y borro y escribo y borro y no los meto. Si todo es igual. Todo. No pasa nada. Estoy cansado. Hace frío. No estoy metiendo los recibos fríos de febrero. Son las diez y dos. Lo miro en el reloj de la pantalla. Exactamente colocado como siempre. Todo es igual.

Fin

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *