
Abril, 1. Leo lo que leí anoche. Otra vez. Lo de Bernhard. No me canso. Hay cosas de las que te cansas. Pensar cansa. En la forma del agua. O en los anillos de Saturno. Pero en Bernhard no. Lo leo otra vez. Otra vez. Dice Bernhard: leemos un libro y nos leemos a nosotros mismos, por eso aborrecemos la lectura. No me canso de pensarlo. De leerlo. No me canso. Fuera hay luna. Aire suave. Azul claro. Silencio. Se está bien. Salgo al balcón. El vecino fuma enfrente. ¿Tampoco puede dormir? Se está bien aquí.